Renata escapa, se esconde en el cuarto donde esta El Sabio. Mientras, Alejo y un policía la buscan. Alejo decide llamar a un médico psiquiatra que se encargara de su recuperación, y se la llevan. Rita, arrepentida de todo, pide perdón a Victoria, y se reconcilian. Lucila se quiere ir, pero Miranda y Luna la tranquilizan, diciéndole que quieren que esté en la banda; le confirman su amistad, lo que emociona a Lucila, muy agradecida. Luna y Miranda por fin pueden sentirse tranquilas.
Abril y Catalina aparecen en el cuarto de los chiquitos, todos emocionados. Los chicos concluyen que el colegio está embrujado y se proponen hacer un conjuro, Diego les da el visto bueno, pero cuando lo hacen, se llenan de humo sin ningún resultado.
Por su parte, El Sabio fracasa de entrada (no sabe dónde están Catalina y Abril) y propone entonces a Felipe devolverle la vista a cambio del tesoro. Felipe, tranquilo ya porque él sí sabe que las chicas regresaron sanas y salvas, acepta. El Sabio le devuelve la vista a Felipe y con sorpresa ambos ven que El Sabio rejuvenece… entonces El Sabio cree recordar que ya una vez le pasó: por un acto bueno, un beneficio de juventud. Quiere probarlo otra vez y propone a Felipe que sea testigo. Entrega a Renata. Y rejuvenece. Por último, entusiasmado, renuncia al tesoro definitivamente. Y se transforma en un hombre joven y normal. Felipe, maravillado, hace importantes anuncios a todo el Mastery: se inicia una nueva etapa, será una escuela de artes con fines solidarios. Victoria vuelve a la dirección, y Alejo se convierte en su mano derecha. Luna será la encargada de bandas, Felipe continuará con su tarea dando proyección al tesoro, ayudado por un nuevo colaborador: Rolando Marconi (secundado por los “ex” guardianes) que es El Sabio, hecho todo un profesor. Ante esta nueva situación, Rita dice “esto sí que se va a poner bueno”, sonriendo, y el impacto es generalizado al ver al antiguo Sabio hecho un hombre normal y corriente.
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